Llevas años trabajando y dándote tus gustitos con las quincenas, pero de repente te das cuenta de que no tienes ahorros. Te sientas a la mesa con una taza de café y te das cuenta de que la cantidad que recibirás mensualmente es insuficiente para cubrir tus necesidades básicas, las cuentas, la comida, los medicamentos… Todo parece inalcanzable. La ansiedad se apodera de ti al imaginar un futuro en el que no podrás comprar lo esencial y la única opción será ir a vivir con tus hijos (en caso de que los tengas)… Tranquilízate, despierta, ¡es sólo un sueño (¿o no?)!